Objetivo de Alabemos al Señor

Llevar el mensaje de nuestro Señor con entusiasmo a través de internet , ya que hay que tener un fuego en el corazón por el Señor y vivir la fé.

Misión

Llevar el Evangelio a todas partes: Al arte, al deporte, a la política, a la poesía, etc; a través de la predicación, explicando lo importante de la relación de DIOS con la humanidad.

Radio María

martes, 6 de abril de 2010

Confesiones
San Agustín ; traducidas según la edición latina de la congregación de San Mauro, por el R. P. Fr. Eugenio Ceballos



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Índice
Confesiones

Presentación

Prólogo del traductor

Libro I

Confiesa San Agustín los vicios y pecados de su infancia y de su puericia, y da gracias a Dios por los beneficios que recibió de su mano en una y otra edad

Capítulo I

Reconociendo Agustín la grandeza y majestad de Dios se enciende en deseos de alabarle

Capítulo II

Que Dios está en el hombre y el hombre en Dios

Capítulo III

Cómo Dios está en todas partes

Capítulo IV

Que la majestad y perfección de Dios son inexplicables

Capítulo V

Pide Agustín a Dios perdón de sus pecados

Capítulo VI

Describe Agustín su infancia, y alaba la eternidad y providencia divina

Capítulo VII

Que aun la primera edad de la infancia no está libre de pecados

Capítulo VIII

Del modo con que aprendió a hablar, cuando llegó a la niñez

Capítulo IX

Del aborrecimiento que los muchachos tienen al estudio, amor al juego y temor al castigo

Capítulo X

Cómo por amor al juego no se aplicaba al estudio

Capítulo XI

Afligido con una enfermedad pide el Bautismo; pero habiéndose mejorado prontamente, se dilata el dárselo por consejo de su madre

Capítulo XII

Cómo le compelían y forzaban al estudio, y cómo Dios volvía en bienes sus males

Capítulo XIII

A qué estudio se aficionaba más

Capítulo XIV

Del aborrecimiento que tenía al estudio de la lengua griega

Capítulo XV

Oración del Santo a la Majestad divina

Capítulo XVI

Reprueba el método que comúnmente se observa en la enseñanza de la juventud

Capítulo XVII

Continúa reprendiendo el modo acostumbrado de ejercitar a los jóvenes en el estudio

Capítulo XVIII

Que los hombres ponen cuidado en guardar las leyes y preceptos de los gramáticos, y no lo ponen en observar los mandamientos de Dios

Capítulo XIX

Que algunos vicios de la puericia pasan también a otras edades del hombre

Capítulo XX

Da gracias a Dios San Agustín por los beneficios que le hizo en la puericia

Libro II

Llora amargamente el año decimosexto de su edad, en que, apartado de los estudios, estuvo en su casa y se dejó llevar de los halagos de la lascivia, y se entregó a una vida derramada y licenciosa

Capítulo I

De su adolescencia y vicios de aquella edad

Capítulo II

Cómo a los dieciséis años se entregó a amores impuros

Capítulo III

Del viaje que hizo a Cartago para continuar allí sus estudios y de los intentos de sus padres en orden a esto mismo

Capítulo IV

De un hurto que hizo en compañía de otros

Capítulo V

Que ninguno peca sin algún motivo

Capítulo VI

Que todas las cosas que nos incitan a pecar con apariencia de bien, solamente en Dios es donde son verdaderos y perfectos bienes

Capítulo VII

Da gracias a Dios porque le ha perdonado sus pecados y porque le ha preservado de otros muchos

Capítulo VIII

El gusto de obrar mal en compañía de otros fue lo que le movió a hacer aquel hurto

Capítulo IX

De lo perjudicial y contagiosa que es la mala compañía

Capítulo X

Que todo el bien está en Dios

Libro III

Confiesa cómo en Cartago se enredó en los lazos del amor impuro, que leyendo allí el Hortensio de Cicerón, al año 19 de su edad, se excitó al amor de la sabiduría, y cómo después cayó en el error de los maniqueos. Últimamente refiere el sueño que tuvo su santa madre y la esperanza y seguridad que le dio un obispo acerca de su conversión

Capítulo I

Cómo deseando agradar y ser amado, cayó en los lazos del amor

Capítulo II

De la afición que tenía a los espectáculos trágicos

Capítulo III

De lo mucho que le disgustaba la conducta de los estudiantes de Cartago

Capítulo IV

Cómo se encendió en amor a la filosofía, leyendo el tratado de Cicerón que se intitula Hortensio

Capítulo V

Le desagradaron las Sagradas Escrituras por parecerle que tenían un estilo humilde y llano

Capítulo VI

Del modo con que los maniqueos le engañaron

Capítulo VII

Cómo se dejó llevar de la doctrina de los maniqueos

Capítulo VIII

Explica contra los maniqueos qué pecados se deben detestar siempre

Capítulo IX

De la diferencia que hay entre los pecados; y de la que hay también entre el juicio de Dios y el de los hombres

Capítulo X

Desvaríos de los maniqueos acerca de los frutos de la tierra

Capítulo XI

Llanto y sueño de Santa Mónica acerca de la conversión de su hijo Agustín

Capítulo XII

Lo que un santo obispo respondió a Santa Mónica acerca de la conversión de su hijo

Libro IV

Recorre los nueve años de su vida, en que desde el año 19 hasta el 28 enseñó retórica y tuvo una manceba, y se dedicó a la astrología genetliaca. Después se duele del excesivo e inmoderado dolor que tuvo por la muerte de un amigo, y el mal uso que hacía de su excelente ingenio

Capítulo I

Del tiempo que empleó en engañar y pervertir a otros, y de los medios que usaba para ello

Capítulo II

De cómo enseñaba retórica; de la fidelidad que guardaba a una mala amistad que tenía; y cómo despreció los pronósticos de un agorero

Capítulo III

Cómo dejó el estudio de la astrología, a que se había dedicado por consejo de un anciano bien instruido en medicina y física

Capítulo IV

Refiere la enfermedad y bautismo de un amigo suyo a quien él había pervertido, cuya muerte sintió y lloró amargamente

Capítulo V

Por qué los afligidos e infelices tienen gusto en llorar

Capítulo VI

De lo mucho que sintió la muerte de su amigo

Capítulo VII

Cómo se salió de su patria por no poder aguantar este dolor

Capítulo VIII

Cómo el tiempo y el trato con los amigos le fueron curando su sentimiento

Capítulo IX

De la amistad humana, y que es dichoso el que en Dios y por Dios ama a sus amigos

Capítulo X

Cómo la bondad de todas las criaturas es muy limitada y transitoria, e incapaz de dar quietud y descanso a los deseos del alma

Capítulo XI

Que todas las cosas creadas son mudables, y sólo Dios es inmutable

Capítulo XII

Que no es malo el amar las criaturas, con tal que en ellas amemos a Dios

Capítulo XIII

De dónde nace el amor

Capítulo XIV

Cómo dedicó los libros De lo Hermoso y De lo Conveniente a Hierio, orador romano, y del motivo por que amaba a dicho Hierio

Capítulo XV

Por estar oscurecido su entendimiento con las ideas o imaginaciones corpóreas, no podía alcanzar a conocer las criaturas espirituales

Capítulo XVI

Cómo entendió por sí mismo las categorías o predicamentos de Aristóteles, y los libros de las artes liberales

Libro V

Habla del año 29 de su edad, en el cual, enseñando él retórica en Cartago y habiendo conocido la ignorancia de Fausto, que era obispo, el más célebre de los maniqueos, comenzó a desviarse de ellos. Después, en Roma fue castigado con una grave enfermedad: interrumpido por eso en la enseñanza de la retórica, pasó después a enseñarla a Milán, donde por la humanidad y sermones de San Ambrosio fue poco a poco formando menor concepto de la doctrina católica

Capítulo I

Excita a su espíritu para que alabe a Dios

Capítulo II

Que los pecadores no pueden huir de la presencia de Dios, y que debieran convertirse a Él

Capítulo III

De la llegada de Fausto, maniqueo, a Cartago: su carácter y talentos; y de la ceguedad de los filósofos, que no conocieron al Creador por medio de las criaturas

Capítulo IV

Que sólo el conocimiento de Dios hace bienaventurados

Capítulo V

El atrevimiento con que Fausto enseñaba lo que no sabía acerca de los astros le hacía indigno de que le creyesen acerca de otras materias

Capítulo VI

Que Fausto era naturalmente verboso, pero ignorante de las ciencias y artes liberales

Capítulo VII

Cómo se apartó de la secta de los maniqueos

Capítulo VIII

Cómo se partió a Roma contra la voluntad de su madre

Capítulo IX

Cómo enfermó en Roma con tan grave calentura, que le puso a peligro de la vida

Capítulo X

De los errores en que andaba antes de recibir la doctrina evangélica

Capítulo XI

Cómo trató y confirió sus dudas con los católicos

Capítulo XII

Del engaño que practicaban en Roma los discípulos con sus maestros

Capítulo XIII

Cómo fue enviado a Milán por catedrático de retórica, donde fue bien recibido de San Ambrosio

Capítulo XIV

Cómo oyendo a San Ambrosio fue poco a poco saliendo de sus errores

Libro VI

Cuenta lo que hizo en Milán en el año 30 de su edad, fluctuando en sus dudas todavía. Confiesa que San Ambrosio poco a poco le hizo ir conociendo que la verdad de la fe católica era probable. Mezcla también muchas cosas de Alipio y de sus buenas costumbres, y refiere el intento que él y su madre tenían de que tomase el estado del matrimonio

Capítulo I

Cómo Agustín ni era maniqueo ni católico

Capítulo II

De las viandas y ofrendas que acostumbraban llevar los fieles en África a los sepulcros de los santos mártires

Capítulo III

De las ocupaciones y estudios de San Ambrosio

Capítulo IV

Cómo oyendo predicar a San Ambrosio entendió la doctrina de la Iglesia, que antes no entendía

Capítulo V

De la autoridad de los Libros Sagrados, y cuán necesario es el uso de ellos

Capítulo VI

Del infeliz estado de los ambiciosos, al través del ejemplo de un pobre mendigo que estaba muy alegre

Capítulo VII

Cómo apartó a su amigo Alipio de la locura de los juegos circenses

Capítulo VIII

Cómo Alipio se aficionó a la loca diversión del juego de los gladiadores, que él mismo aborrecía antes

Capítulo IX

Cómo en una ocasión fue Alipio preso por sospecha de un hurto

Capítulo X

De la bondad y desinterés de Alipio, y llegada de Nebridio

Capítulo XI

Trata Agustín de ordenar su vida

Capítulo XII

Disputa de Agustín con Alipio acerca del matrimonio y del celibato o vida de solteros

Capítulo XIII

Hácense diligencias de que se case Agustín

Capítulo XIV

Determina Agustín instituir el método de vida común que él y sus amigos habían de observar

Capítulo XV

Toma Agustín otra amiga, en lugar de la primera, que se volvió al África

Capítulo XVI

Cómo nunca llegó a perder el miedo de la muerte y del juicio

Libro VII

Explica las ansias de su alma, que se fatigaba en la imaginación del mal; cómo llegó también a conocer que ninguna sustancia era mala; y que en los libros de los platónicos halló el conocimiento de la verdad incorpórea y del verbo divino, pero no halló su humildad y anonadamiento

Capítulo I

Cómo Agustín todavía imaginaba a Dios al modo de un ente corpóreo, que estaba difundido por todas partes y llenando unos espacios infinitos

Capítulo II

Argumento con que Nebridio impugnó a los maniqueos

Capítulo III

Que el libre albedrío es la causa del pecado

Capítulo IV

Cómo necesariamente Dios es invariable e incorruptible

Capítulo V

Vuelve otra vez a inquirir de dónde provenga el mal y cuál será su origen y raíz

Capítulo VI

Desecha Agustín por vanas y engañosas las adivinaciones de los astrólogos

Capítulo VII

De las graves penas que le causaba a Agustín el averiguar la causa y principio del mal

Capítulo VIII

Cómo la divina Misericordia socorrió entre estas ansias a Agustín

Capítulo IX

Cómo en los libros platónicos halló Agustín establecida la divinidad del Verbo eterno, pero no halló cosa alguna de lo perteneciente a su encarnación

Capítulo X

Cómo las verdades divinas se le iban ya descubriendo más claramente

Capítulo XI

Cómo las criaturas en cierto modo son y no son

Capítulo XII

Que todas las cosas que son o existen son buenas

Capítulo XIII

Cómo todas las criaturas dan alabanzas a Dios

Capítulo XIV

Que al hombre cuerdo ninguna cosa desagrada de cuantas Dios ha creado

Capítulo XV

Del modo con que se halla en las criaturas, ya la verdad, ya la falsedad

Capítulo XVI

Que todas las criaturas son buenas, aunque algunas no son convenientes y acomodadas a otras

Capítulo XVII

De las cosas que nos impiden el conocer a Dios

Capítulo XVIII

Que solamente Cristo Señor Nuestro es el camino que guía a la salud eterna

Capítulo XIX

De lo que sentía Agustín acerca de la Encarnación de Cristo Señor Nuestro

Capítulo XX

Cómo el haber manejado los libros platónicos le hizo a la verdad más instruido, pero también más soberbio

Capítulo XXI

De lo que halló en los Libros Sagrados, que no halló en los platónicos

Libro VIII

Desechados todos los errores; encendido con los consejos de Simpliciano, con los ejemplos de Victorino, de Antonio, de los dos magnates y de otros siervos de Dios; después de una gran contienda y lucha con la concupiscencia, y una dificultosa deliberación; amonestado con una voz divina, y leídas las palabras de San Pablo en la Epístola a los romanos (cap. XIII, 13 y 14), se convirtió todo a Dios, imitándole Alipio y alegrándose mucho su madre

Capítulo I

Determina Agustín ir a verse con Simpliciano, movido del deseo de disponer y arreglar mejor su vida

Capítulo II

De cómo Victorino, célebre orador romano, se convirtió a la fe de Jesucristo

Capítulo III

Cómo Dios y los santos ángeles se alegran mucho de la conversión de los pecadores

Capítulo IV

Por qué razón debemos alegrarnos más con la conversión de aquellos pecadores que son personas nobles y principales

Capítulo V

Qué cosas eran las que detenían a Agustín para no acabar de convertirse a Dios

Capítulo VI

Cuéntale Ponticiano la vida de San Antonio abad

Capítulo VII

Cómo interiormente se deshacía Agustín, al oír esta relación de Ponticiano

Capítulo VIII

Cómo Agustín se retiró a un huerto de su casa, y lo que en él le sucedió

Capítulo IX

En qué consiste que, mandando el alma en sí misma, no se hace algunas veces lo que manda

Capítulo X

Contra los maniqueos, que por experimentar en un sujeto a un tiempo mismo dos voluntades opuestas, inferían que había en el hombre dos naturalezas contrarias

Capítulo XI

Lucha que experimentaba Agustín entre el cuerpo y el espíritu

Capítulo XII

Cómo se convirtió de todo punto, amonestado de una voz del cielo

Libro IX

Vase Agustín con su madre y los demás compañeros a la quinta de Verecundo. Renuncia a la cátedra de retórica y se ocupa en escribir libros. Después, a su tiempo vuelve e Milán, donde con Alipio y Adeodato recibe el bautismo. Desde allí dispone volverse a África en compañía de su madre y de los demás. Después refiere la vida de su santa madre y su muerte, acaecida en el puerto de Ostia. Finalmente cuenta piadosa y elegantemente su sentimiento y llanto, como amante y buen hijo de tal madre

Capítulo I

Reconociendo Agustín su miseria, alaba la suma bondad de Dios

Capítulo II

Dilata Agustín renunciar la cátedra de retórica hasta que llegasen las vacaciones del tiempo de la vendimia

Capítulo III

Cómo Verecundo le cedió a Agustín una casa de campo en que viviese mientras llegaba el tiempo de recibir el Bautismo

Capítulo IV

De los libros que escribió, después de retirado con todos los suyos a la dicha heredad de Casiciaco; de las cartas a Nebridio; afectos que experimentaba leyendo los Salmos, y cómo sanó milagrosamente de un vehementísimo dolor de dientes

Capítulo V

Consulta con San Ambrosio sobre qué Libros Sagrados le sería más conveniente leer

Capítulo VI

Vuelve Agustín a Milán, y en compañía de Alipio y Adeodato recibe el sagrado Bautismo

Capítulo VII

Cómo en Milán comenzó la costumbre de cantarse himnos y salmos en la iglesia. Y cómo fueron hallados los cuerpos de los santos mártires Protasio y Gervasio

Capítulo VIII

De la conversión de Evodio; de la muerte de su santa madre, Mónica, y de la crianza y educación que tuvo desde sus primeros años

Capítulo IX

Continúa Agustín refiriendo las loables costumbres de su madre

Capítulo X

Coloquio de Agustín con su madre, acerca del reino de los cielos

Capítulo XI

Del éxtasis y muerte de su madre

Capítulo XII

De cómo lloró la muerte de su madre

Capítulo XIII

Ora Agustín a Dios por su difunta madre

Libro X

Muestra por qué grados fue subiendo al conocimiento de Dios; que se halla a Dios en la memoria, cuya capacidad y virtud describe hermosamente; que sólo en Dios está la verdadera bienaventuranza que todos apetecen, aunque no todos la buscan por los medios legítimos. Después describe el estado presente de su alma y los males de las tres concupiscencias

Capítulo I

Que en sólo Dios halla un alma su esperanza y alegría

Capítulo II

Siendo claras y manifiestas respecto de Dios las cosas más ocultas, qué viene a ser lo que hace el hombre en confesarse a Dios

Capítulo III

Del fruto que sacaba de confesar a Dios el estado presente de su alma, a distinción de lo que antes había sido

Capítulo IV

Del grande fruto que esperaba hacer en los fieles con los libros de sus Confesiones

Capítulo V

Que el hombre no se conoce a sí mismo cabal y perfectamente

Capítulo VI

Qué cosa es la que se ama cuando se ama a Dios; y cómo por las criaturas se llega a conocer al Creador

Capítulo VII

Que ninguno puede hallar a Dios por medio de los sentidos corporales ni de las potencias puramente sensitivas

Capítulo VIII

De la admirable virtud y facultad de la memoria

Capítulo IX

Del lugar que tienen en la memoria las ciencias

Capítulo X

Las ciencias no entran en la memoria por ministerio de los sentidos, sino que salen de otro seno más profundo de ella

Capítulo XI

Qué cosa sea aprender, hablando de las verdades que hallamos en nosotros mismos

Capítulo XII

Del lugar que tienen en la memoria las ciencias matemáticas

Capítulo XIII

Cómo la memoria es tan reflexiva que con ella nos acordamos de habernos acordado

Capítulo XIV

Cómo también están en la memoria las afecciones o pasiones del ánimo

Capítulo XV

Cómo también nos acordamos de las cosas que están ausentes

Capítulo XVI

Cómo también la memoria se acuerda del olvido

Capítulo XVII

Que no obstante ser tan grande la capacidad y virtud de la memoria, es necesario, para hallar a Dios, subir más arriba de esta potencia

Capítulo XVIII

Cómo no pudiera hallarse una cosa perdida si no se conservara en la memoria

Capítulo XIX

Cómo vuelve a acordarse la memoria de lo que había perdido ella misma

Capítulo XX

Para desear la bienaventuranza, como todos los hombres la desean, es necesario que la conozcan

Capítulo XXI

Del modo en que la bienaventuranza está en nuestra memoria

Capítulo XXII

En qué consista la vida bienaventurada, y dónde se ha de buscar

Capítulo XXIII

Prosigue explicando qué cosa sea la vida bienaventurada, y dónde se halla

Capítulo XXIV

Se alegra Agustín de haber hallado a Dios dentro de su memoria

Capítulo XXV

En qué grado de la memoria se halla a Dios

Capítulo XXVI

Dónde se halla a Dios

Capítulo XXVII

Cómo la hermosura de Dios arrebata hacia sí al hombre

Capítulo XXVIII

De las miserias de esta vida

Capítulo XXIX

Que toda nuestra esperanza ha de ponerse en Dios

Capítulo XXX

Confiesa Agustín el estado en que se hallaba en orden a las tentaciones libidinosas

Capítulo XXXI

Del estado en que se hallaba en orden a las tentaciones de la gula

Capítulo XXXII

Del estado en que se hallaba en orden a las tentaciones de los olores y fragancias tocantes al olfato

Capítulo XXXIII

Del estado en que se hallaba en orden a los deleites tocantes al oído

Capítulo XXXIV

De cómo se hallaba en cuanto a los deleites de la vista

Capítulo XXXV

De cómo se hallaba en orden al segundo género de tentación, que es el de la curiosidad

Capítulo XXXVI

De cómo se hallaba en orden al tercer género de tentación, que es el de la soberbia

Capítulo XXXVII

De cómo le movían las alabanzas de los hombres

Capítulo XXXVIII

Cómo la virtud tiene también peligro por la vanagloria

Capítulo XXXIX

Epílogo de lo que ha tratado en este libro

Capítulo XL

Cómo buscó a Dios dentro de sí mismo y en todas las demás cosas

Capítulo XLI

Cómo algunos han recurrido infelizmente a los demonios, para que sirvieran de medianeros a fin de convertirse los hombres a Dios

Capítulo XLII

Carácter del verdadero mediador entre Dios y los hombres


Confesiones
San Agustín ; traducidas según la edición latina de la congregación de San Mauro, por el R. P. Fr. Eugenio Ceballos
Marco legal
El Amor de Dios - Juan 15:13El amor de Dios por nosotros, por Su enemistada creación, está representado gráficamente en el sacrificio que Él hizo por nosotros. "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos" (Juan 15:13). Jesucristo es el único y eterno Hijo de Dios.1 Es el Alfa y el Omega,2 el Gran YO SOY,3 el "Dios Todopoderoso"4 por el cual fueron creadas todas las cosas5 y en él todas las cosas subsisten.6 Jesús, quien es la cabeza de todas las cosas,7 se humilló a sí mismo de tal manera, que la mente humana ni siquiera puede soportar el pensar en ello. El vino a este mundo maldito por el pecado y compartió activamente nuestros sufrimientos. Tal como somos hechos de carne y sangre, así participó Él de lo mismo.8 Fue hecho carne y habitó entre nosotros.9 Compartió los sufrimientos que acarreamos sobre nosotros mismos al rechazar Sus santos preceptos.10 Y como si eso no fuera suficiente para convencernos de Su amor y preocupación por nosotros, Jesús, el Dios inmortal y Dador de la Vida, se dio a sí mismo en la cruz ¡en el mayor acto de amor que el mundo ha conocido jamás! Al hacer esto nos libró de nuestros pecados, eficazmente clavándolos consigo mismo en la cruz. De esta manera, Él, que no conoció pecado, se hizo pecado por nosotros11 y Él, quien dio vida a todos, gustó la muerte por aquellos condenados a morir.12
El Amor de Dios - Porque de tal manera amó Dios al Mundo¡Dios es amor! "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a Su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él (Juan 3:16-17). Jesucristo amó tanto al mundo que se dio a Sí mismo por él, desde Sus derechos y privilegios como Hijo único y eterno de Dios, ¡hasta Su propia vida! Si usted desea ver el amor de Dios, mire la cruz. "En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: En que Dios envió a Su Hijo unigénito, para que vivamos por Él. En esto consiste el amor: No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a Su Hijo en propiciación por nuestros pecados" (1a de Juan 4:9-10). "Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23).
El Amor de Dios - ¡Es para Usted!El amor de Dios nos ha sido revelado y ahora Él está a la puerta y llama.13 Depende de cada individuo el buscar una relación personal con Dios, o el rechazarlo rotundamente. La única barrera entre nosotros y el amor de Dios es nuestro libre albedrío y Jesucristo es la puerta.14 "Jesús respondió: ´Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no por Mí´" (Juan 14:6). La salvación es un regalo gratis comprado y pagado con la sangre de Cristo. No hay otro camino. "…No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, ¡entonces por demás murió Cristo!" (Gálatas 2:21). Usted no puede ganarse el perdón de Dios a través de buenas obras. ¿Cómo podría el hacer las buenas obras, que usted debería haber hecho toda la vida, compensar las incontables veces que ha fallado? Dios no es tonto. Aunque "amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá delante de Mí…" (Jeremías 2:22). Una vez un hombre cayó de rodillas delante de Cristo y le rogó: "Si quieres, puedes limpiarme." Cristo, "teniendo misericordia" respondió: "Quiero, sé limpio" (Marcos 1:40-41). Nosotros también podemos caer de rodillas y reconocer la única provisión de Dios para nuestros pecados. Nosotros también podemos oír: "Quiero, sé limpio." Cristo voluntariamente sufrió la justa indignación de Dios sobre sí mismo para que usted no tuviese que hacerlo; quienquiera que acepte Su muerte sobre la cruz como pago por sus pecados, se reconciliará con Dios a quien ha ofendido. "Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo…Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados…Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él" (2da de Corintios 5:18-19, 21). ¿Aceptaría usted hoy el amor de Dios? ¡Descubra el Amor Verdadero!
Notas al Pie de Página:Referencias Bíblicas: 1Juan 1:1-3; 3:16; 2Apocalipsis 1:8; cf. Apocalipsis 1:13-18, 21:4-7; 22:6-7, 12-16, 20; 3Juan 8:56-59; cf. Éxodo 3:13-14; 4Isaías 9:6; 5Colosenses 1:16; 6Colosenses 1:17; 7Colosenses 1:17; 2:10; 8Hebreos 2:14; 9Juan 1:14; cf. Juan 1:1-3; 11Gálatas 6:7; 1ra de Pedro 3:18; 112da de Corintios 5:21; 12Hebreos 2:9; 13Apocalipsis 3:20; 14Juan 10:1-7.
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SEMANA SANTA 2010
Manifiesta crucifijo lo grande que llega el amor de Dios: Obispo
Encabeza el Obispo Mario Espinosa en la Catedral el solemne oficio litúrgico por la muerte del Señor Jesucristo
Belizario Reyes
02-04-2010

08:00 PM
noroestecom_182:http://www.noroeste.com.mx/publicaciones.php?id=570545

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Obispo Mario Espinosa.Fotografía: Noroeste / Daniel Santana.







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MAZATLÁN._ Al encabezar en la Catedral el solemne oficio litúrgico por la muerte del Señor Jesucristo, el Obispo de la Diócesis de Mazatlán manifestó que el crucifijo es una imagen entrañable y sugestiva porque manifiesta que grande llega el amor de Dios. "El amor de Dios es sobreabundante e infinito porque la segunda persona de la Trinidad se encarnó entre nosotros, asumió nuestra humanidad, fue verdadero hombre y verdadero Dios y nos quiso mostrar el camino de una vida digna y de una vida plena a través de sus múltiples enseñanzas", agregó Monseñor Mario Espinosa Contreras. Ante centenares de fieles que se congregaron a las 18:00 horas de este Viernes Santo en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción enfatizó que entre las imágenes que se tienen en el mundo la más frecuente es la de el Señor Jesucristo en la Cruz, y de hecho se le tiene en todas las iglesias en un lugar especial. Siempre que se celebra la sagrada eucaristía nunca falta un crucifijo presidiendo esta celebración que representa al Cristo que murió en la cruz para salvar a la humanidad. "Ha venido a ser el signo de los cristianos, el distintivo exterior que muchas gente porta en su cadena sobre su cuello y que muchos tenemos en nuestras casas", expresó Monseñor Espinosa Contreras en el oficio para recordar la muerte de Jesucristo. Recalcó que Cristo también realizó muchas obras de piedad, misericordia con los necesitados, con los enfermos, desconsolados y perdonó los pecados y libró del espíritu del mal. "Y finalmente sufre la pasión y la crucifixión por nuestra salvación y ahí encontramos en el crucifijo como la síntesis maravillosa de Cristo que no quiso retener su condición categoría de Dios, sino que se hizo uno de nosotros, fue obediente al Padre y finalmente murió en una forma drástica, en una muerte pública, en una muerte de ofensas llena de sufrimiento físico y moral", reiteró. "Y aquí el árbol de la cruz se convirtió en árbol de Dios". Los frutos de la cruz dan la gracia, la amistad con Dios y la salvación, por lo que se le agradece al Señor tanto honor y principalmente la salvación. Posteriormente el Obispo también encabezó la adoración de la cruz y agradecimiento a Cristo que dio la vida por la salvación de los hombres. A las 20:30 horas, al igual que en varias parroquias de la ciudad, se efectuó el rosario solemne de pésame a la Virgen María por la muerte de Jesucristo. A las 20:00 horas del Sábado de Gloria se efectuará en la Catedral y en diversas iglesias y parroquias la solemne vigilia de resurrección de Cristo.


Vida y obrasFilosofíaTextos
San Agustín de Hipona La filosofía de Agustín de Hipona

El cristianismo y la filosofía

La relación de los primeros pensadores cristianos con la filosofía fue compleja. Mientras unos mostraron su hostilidad hacia la filosofía, considerándola enemiga de la fe, otros vieron en la filosofía un arma para defender con la razón sus creencias religiosas. Las características de la filosofía griega, que los latinos no hacen sino seguir, no permitían espera una fácil síntesis entre ambas. El planteamiento griego del tema de Dios, por ejemplo, se limitaba a su interpretación como inteligencia ordenadora, como causa final, o como razón cósmica, tal como aparece en Anaxágoras, Aristóteles y los estoicos, respectivamente. Los cristianos, sin embargo, por Dios entenderán un ser providente, preocupado por los asuntos humanos; un ser encarnado, que adopta la apariencia humana con todas sus consecuencias; un ser creador, omnipotente, único, pero también paternal. Y resulta difícil, por no decir imposible, encontrar tal visión de Dios en ningún filósofo griego.
2.
No menor dificultad representa la adecuación de la noción de verdad del cristianismo a la de la filosofía griega; el origen divino de la verdad hace, para los cristianos, de su verdad, la verdad, a secas. Esta postura difícilmente se puede reconciliar con la tendencia griega a la racionalidad y su aceptación de los límites del conocimiento. También en el caso del hombre se parte de concepciones distintas; para los cristianos el hombre ha sido hecho a imagen de Dios y, dotado de un alma inmortal, su cuerpo resucitará al final de los tiempos (lo que supone una concepción lineal de la historia, opuesta a la concepción cíclica de los griegos), uniéndose a aquélla, siendo juzgado y mereciendo una recompensa o un castigo por su conducta (lo que supone las nociones de culpa o pecado y arrepentimiento o redención).
3.
A pesar de estas dificultades, los pensadores cristianos encuentran con el platonismo (y con el neoplatonismo, pero también con algunas teorías estoicas) algunas coincidencias que les animan a inspirarse en dicha corriente filosófica para justificar, defender, o simplemente comprender su fe. Entre ellas, merecen destacarse el dualismo platónico, con la distinción de un mundo sensible y un mundo inteligible, y la explicación de la semejanza entre ambos a partir de las teorías de la imitación o la participación; la existencia del demiurgo, entidad "configuradora" del mundo sensible, (lo que, para los cristianos, lo acercaba a la idea de "creación"); y la idea de Bien, como fuente de toda realidad, identificada con la idea de Uno, lo que se interpretaba como una afirmación simbólica del monoteísmo y de la trascendencia de Dios.
4.
También respecto al hombre, la afirmación de su composición dualista, alma y cuerpo, y la afirmación de la inmortalidad del alma se consideraron apoyos sólidos para la defensa de las creencias cristianas; pero también la afirmación platónica de un juicio final en el que se decide el posterior destino de las almas, aunque chocaran con el platonismo tanto la afirmación cristiana de la resurrección de los cuerpos como la de la creación del alma, inmortal, sí, pero no eterna. ingenerada.
5.
Cuando San Agustín comienza la elaboración de su síntesis filosófica parte ya de una previa adaptación de la filosofía al cristianismo realizada por los pensadores cristianos de siglo III, fundamentalmente. En su obra analizará los distintos sistemas filosóficos griegos mostrando una especial admiración por Platón (pese a que, al parecer, sólo conocía el Fedón y Timeo), recibiendo una fuerte influencia del neoplatonismo así como del estoicismo, del que aceptó numerosas tesis, aclarándonos, de este modo las influencias recibidas. Por el contrario el epicureísmo, el escepticismo y el aristotelismo serán objeto de rechazo. La magnitud, la profundidad y, no obstante, la novedad de su obra le convertirán en el pensador más relevante del cristianismo, ejerciendo una influencia continuada a través de los siglos en el ámbito del cristianismo.
La filosofía de Agustín: La razón y la fe
No hay una distinción clara entre razón y fe en la obra de San Agustín, lo que marcará el discurrir de todo su pensamiento. Existe una sola verdad, la revelada por la religión, y la razón puede contribuir a conocerla mejor. "Cree para comprender", nos dice, en una clara expresión de predominio de la fe; sin la creencia en los dogmas de la fe no podremos llegar a comprender la verdad, Dios y todo lo creado por Dios (la sabiduría de los antiguos no sería para él más que ignorancia); "comprende para creer", en clara alusión al papel subsidiario, pero necesario, de la razón como instrumento de aclaración de la fe: la fe puede y debe apoyarse en el discurso racional ya que, correctamente utilizado, no puede estar en desacuerdo con la fe, afianzando el valor de ésta. Esta vinculación profunda entre la razón y la fe será una característica de la filosofía cristiana posterior hasta la nueva interpretación de la relación entre ambas aportada por santo Tomás de Aquino, y supone una clara dependencia de la filosofía respecto a la teología.
El conocimiento
1.
Aunque sin llegar a elaborar una teoría del conocimiento San Agustín se ocupará del problema del conocimiento, tratando de establecer las condiciones en las que se puede dar el conocimiento de la verdad, según el ideal cristiano de la búsqueda de Cristo y la sabiduría.
2.
Ante el desarrollo del escepticismo defendido por la Academia nueva, con cuyas tesis había simpatizado anteriormente, San Agustín considerará fundamental la crítica del mismo. Niegan los escépticos la posibilidad de alcanzar certeza alguna. Ante ello San Agustín replica afirmando la necesaria certeza de la propia existencia: ¿puedo razonablemente dudar de mi existencia, aun suponiendo que todos mis juicios estuvieran siempre equivocados? No, dice San Agustín, ya que aun en el caso de que me engañarse no dejaría de existir (al menos el juicio "si fallor, sum" sería siempre verdadero, asegurando la certeza de mi existencia); pero la certeza es triple, ya que el hombre existe, vive y entiende.
3.
En ese conocimiento cierto que tiene la mente de sí misma y por sí misma, en la experiencia interior, asentará San Agustín la validez del conocimiento. Así, no puedo dudar de la certeza de los principios del entendimiento, como el principio de no contradicción; ni de la certeza de las verdades matemáticas. Tampoco puedo dudar de la certeza de la realidad exterior, en la que vivo. No obstante la mente, buscando la verdad en sí misma, se trascenderá a sí misma al encontrar en ella las ideas, verdades inmutables que no pueden proceder de la experiencia.
4.
Distinguirá San Agustín varios tipos de conocimiento, asegurada su posibilidad: el conocimiento sensible y el conocimiento racional; el conocimiento racional, a su vez, podrá ser inferior y superior. El conocimiento sensible es el grado más bajo de conocimiento y, aunque realizado por el alma, los sentidos son sus instrumentos; este tipo de conocimiento sólo genera en mí opinión, doxa, tipo de conocimiento sometido a modificación, dado que versa sobre lo mudable (puede observarse la clara dependencia platónica del pensamiento agustiniano); al depender del objeto (mudable) y de los sentidos (los instrumentos) cualquier deficiencia en ellos se transmitirá al conocimiento que tiene el alma de lo sensible. El verdadero objeto de conocimiento no es lo mudable, sino lo inmutable, donde reside la verdad. Y el conocimiento sensible no me puede ofrecer esta verdad.
5.
El conocimiento racional, en su actividad inferior, se dirige al conocimiento de lo que hay de universal y necesario en la realidad temporal, y es el tipo de conocimiento que podemos llamar ciencia (como los conocimientos matemáticos). Ese tipo de conocimiento depende del alma, pero se produce a raíz del "contacto" con la realidad sensible, siendo ésta la ocasión que permite que la razón origine tales conocimientos universales.
6.
El conocimiento racional, en su actividad superior, es llamado por San Agustín sabiduría; es el auténtico conocimiento filosófico: el conocimiento de las verdades universales y necesarias, las ideas, siguiendo a Platón. Hay, pues, una gradación del conocimiento, desde los niveles más bajos, sensibles, hasta el nivel más elevado, lo inteligible, la idea: "Las ideas son formas arquetípicas o esencias permanentes e inmutables de las cosas, que no han sido formadas sino que, existiendo eternamente y de manera inmutable, se hallan contenidas en la inteligencia divina" (Quaestio XLVI, De ideis, 2).
7.
Las ideas se encuentran, pues, en la mente de Dios. ¿Cómo se alcanza el conocimiento de las ideas? Dado su alejamiento de lo sensible, realidad en la que se encuentra el hombre, las ideas sólo se pueden conocer mediante una especial iluminación que Dios concede al alma, a la actividad superior de la razón. El verdadero conocimiento depende, pues, de la iluminación divina. ¿Cómo interpretar esta iluminación? Según la llamada interpretación ontologista la iluminación significaría que el alma contempla directamente las ideas o esencias en la mente divina, lo que plantea problemas teológicos, dado que de alguna manera el alma contemplaría la esencia divina.
8.
Otras intrpretaciones conciben la iluminación como un poder que Dios concede a la razón, una virtud especial por la que el alma queda capacitada para alcanzar por sí misma las verdades eternas, pero que el alma no posee por naturaleza. Para otros la explicación nos la daría el símil que establece Platón entre el sol y el Bien: la idea de Bien ilumina todas las demás realidades permitiendo que sean captadas (presentándose así como la fuente del ser y del conocimiento).
Antropología y psicología
1.
El ser humano es un compuesto de cuerpo (materia) y alma (forma). Por supuesto que la realidad más importante es el alma, dentro de la más estricta tradición platónica, concibiendo el cuerpo como un mero instrumento del alma. El alma es una sustancia espiritual y, tal como nos la presenta Platón en el Fedón, simple e indivisible. Asume todas las funciones cognoscitivas de las que la más importante será la realizada por la razón superior, ya que tiene como objeto la sabiduría (y es en ella en donde se da la iluminación). Además de las funciones propias de la inteligencia le corresponden también las de la memoria y la voluntad, adquiriendo ésta última un especial protagonismo en su pensamiento, al ser considerada una función superior al entendimiento.
2.
El alma es inmortal, pero a diferencia de lo que ocurría en el platonismo no es eterna. Los argumentos para defender la inmortalidad proceden del platonismo: siendo el alma de naturaleza simple no puede descomponerse, ya que no tiene partes; por lo que ha de ser indestructible, inmortal. Por lo que respecta a la explicación de su origen San Agustín oscila entre dos posiciones: el creacionismo y el generacionismo o traducianismo. Según la primera Dios crearía el alma con ocasión de cada nuevo nacimiento de un ser humano (lo que plantearía problemas a la hora de explicar el pecado original ¿Crearía Dios almas imperfectas, manchadas por el pecado original?).
3.
Según la otra teoría el alma se transmitiría de padres a hijos al ser generada por los padres, igual que éstos generan el cuerpo (de este modo se podría explicar la transmisión del pecado original, pero plantearía el problema de la unidad y simplicidad del alma individual ¿Transmitirían los padres una parte de su alma a sus hijos? ¿Quedaría entonces la suya fragmentada? etc.)
Dios
1.
El tema que más ocupa a San Agustín es el tema de Dios. Su filosofía es predominantemente una teología, siendo Dios no sólo la verdad a la que aspira el conocimiento sino el fin al que tiende la vida del hombre, que encuentra su razón de ser en la beatitud, en la visión beatífica de Dios que alcanzarán los bienaventurados en la otra vida, para cuya obtención será necesario el concurso de la gracia divina.
2.
San Agustín no se preocupa, sin embargo, de elaborar pruebas sistemáticas de la existencia de Dios, aunque propone diversos argumentos que ponen de manifiesto su existencia, haciéndolo con esa estricta intención. Entre ellos se encuentran los que, a partir del orden observable en el mundo, concluyen la existencia de un ser supremo ordenador, o los basados en el consenso, que recalcan la universalidad de la creencia en dioses por parte de todos los pueblos conocidos.
3.
También encuentra a Dios en el interior del hombre, a donde San Agustín acostumbra a dirigirnos para encontrar en nosotros la verdad. Es precisamente por ese camino por el que vamos a encontrar la que suele considerar con propiedad la demostración de la existencia de Dios a partir de las ideas o verdades eternas: el fundamento de tales verdades inmutables no puede estar en las cosas creadas, que son cambiantes, sino que ha de estar en un ser inmutable y eterno, a su vez, es decir, en Dios.
4.
Respecto a la creación, es el resultado de un acto, libre, de Dios. No obstante, las esencias de todas las cosas creadas se encontraban en la mente de Dios como ejemplares o modelos de las cosas, tanto de las creadas en el momento original como de las que irían apareciendo con posterioridad, es decir, de todo lo posible, pero no existente todavía. Es el llamado ejemplarismo, que se complementa con la teoría, de origen estoico, de las rationes seminales. Los seres materiales se componen de materia y forma, pero no todos han sido creados en acto desde el principio del mundo. En el momento de la creación Dios depositó en la materia una especie de semillas, las rationes seminales, que, dadas las circunstancias necesarias, germinarían, dando lugar a la aparición de nuevos seres que se irían desarrollando con posterioridad al momento de la creación.
5.
En el acto de la creación Dios crea, pues, unos seres en acto y otros en potencia, como rationes seminales, por lo que todos los seres naturales habrían sido creados desde el principio del mundo, aunque no todos existirían en acto desde el principio.
Ética y política
1.
La ética agustiniana, aunque inspirada directamente por los ideales morales del cristianismo, aceptará elementos procedentes del platonismo y del estoicismo, que encontramos también en otros aspectos de su pensamiento. Así, compartirá con ellos la conquista de la felicidad como el objetivo o fín último de la conducta humana; este fin será inalcanzable en esta vida, dado el caracter trascendente de la naturaleza humana, dotada de un alma inmortal, por lo que sólo podrá ser alcanzado en la otra vida.
2.
Hay aquí una clara similitud con el platonismo, mediante la asociación de la idea de Bien con la de Dios, pero prevalece la inspiración cristiana al considerar que la felicidad consistiría en la visión beatífica de Dios, de la gozarían los bienaventurados en el cielo, tras la práctica de la virtud. Además, hay que tener en cuenta que es necesaria la gracia de Dios para poder alcanzar tal objetivo, lo que hace imposible considerar la salvación como el simple efecto de la práctica de la virtud, (entre otras cosas por la imperfección de la naturaleza humana que supone el pecado original), y planteará no pocos problemas teológicos, recurrentes a lo largo de la historia del cristianismo.
3.
Respecto al problema de la existencia del mal en el mundo (si Dios es la suma Bondad ¿por qué lo permite?) la solución se alejará del platonismo, para quien el mal era asimilado a la ignorancia, tanto como del maniqueismo, para quien el mal era una cierta forma de ser que se oponía al bien; para San Agustín el mal no es una forma de ser, sino su privación; no es algo positivo, sino negativo: carencia de ser, no-ser. Todo lo creado es bueno, ya que el ser y el bien se identifican.
4.
En cuanto a la sociedad y la política, San Agustín expone sus reflexiones en La ciudad de Dios, obra escrita a raíz de la caída de Roma en manos de Alarico y de la desmembración del imperio romano. Los paganos habían culpado a los cristianos de tal desastre, argumentando que el abandono de los dioses tradicionales en favor del cristianismo, convertido desde hacía tiempo en la religión del imperio, había sido la causa de la pérdida del poder de Roma y de su posteiror destrucción. En esa obra San Agustín ensaya una explicación histórica para tales hechos partiendo de la concepción de la historia como el resultado de la lucha de dos ciudades, la del Bien y la del Mal, la de Dios y la terrenal, de la luz y de las tinieblas.
5.
La ciudad de Dios la componen cuantos siguen su palabra, los creyentes; la terrenal, los que no creen. Esa lucha continuará hasta el final de los tiempos, en que la ciudad de Dios triunfará sobre la terrenal, apoyándose San Agustín en los textos sagrados del Apocalipsis para defender su postura. De hecho, la oposición señalada será utilizada posteriormente para defender la prioridad de la Iglesia sobre los poderes políticos, exigiendo su sumisión, lo que ocurrirá en la alta edad media. Asegurada esa dependencia, San Agustín aceptará que la sociedad es necesaria al individuo, aunque no sea un bien perfecto; sus instituciones, como la familia, se derivan de la naturaleza humana, siguiendo la teoría de la sociabilidad natural de Aristóteles, y el poder de los gobernantes procede directamente de Dios.

GUIA DE SERVICIOS. PROPOSITO MISIONERO.ENVIAME A MI SEÑOR A COMPARTIR A JESUCRISTO

GUIA DE SERVICIOS PARA EVANGELIZAR
POR: saobibe (manuel sillvestre)

EL AMOR DE DIOS

"NO PUEDO CALLAR EL TESTIMONIO DE DIOS EN MI VIDA"
PLAN DE PROPOSITO MISIONERO O RESPALDO PARA TRABAJAR CON LA LIBERTAD DEL SEÑOR
finalidad: esta guia tiene la finalidad de hacer que los evangelizados se topen con el AMOR DE DIOS , aceptandolo y confiando en EL, que todos puedan sentir cuanto DIOS LOS AMA y que se entreguen a ese AMOR . asi, solo asi empezara una vida nueva tanto para los evangelizadores como para los evangelizados.
QUE PROFUNDA ES LA RIQUEZA DE LA SABIDURIA Y
LA CIENCIA DE DIOS. ¿COMO INDAGAR TUS DECISIONES O RECONOCER TUS CAMINOS? romanos 12:33
a TI sea la gloria por siempre SEÑOR por tu misericordia y tu sabiduria.

¡alegrate!
¡DIOS TE AMA! ESTAS ANTE UNA EVIDENCIA QUE NO PUEDES CALLAR NI OBVIAR: EL AMOR DE JESUS. Y ES QUE PERTENECER A LA MISION CONTINENTAL EVANGELIZADORA, ES UNA MISION PARA ANUNCIAR QUE DIOS NOS AMA Y SU PROYECTO ES DE AMOR.
DIOS TE AMA Y ERES ESPECIAL PARA EL.
DIOS TE AMA INMENSAMENTE.
DIOS TE AMA
DIOS TE CONOCE Y ASI COMO ERES CON TUIS VIRTUDES Y TUS DEFECTOS, te ama . SU AMOR HACIA TI ES INFINITO E INCONDICIONAL, POR LO TANTO NO PIENSES QUE DIOS TE ESTA CASTIGANDO, PORQUE DIOS NO CASTIGA. SENCILLAMENTE PORQUE DIOS ES AMOR, POR ESO CUANDO ESTES ATRAVESANDO POR PROBLEMAS RECUERDA QUE ESTOS SON SOLO PRUEBAS Y NO CASTIGOS DE DIOS. EL NUNCA TE ABANDONA PORQUE TE AMA, YA NOS DICE DIOS EN SU PALABRA:
"¿PODRIA UNA MADRE OLVIDARSE DEL HIJO DE SUS ENTRAÑAS? PUES YO NUNCA ME PODRE OLVIDAR" ISAIAS 49:15

PARA DARTE SU AMOR ¿QUE TE PIDE EL SEÑOR?
PUES FIJATE QUE NO TE PIDE NADA. NADA. PORQUE SU AMOR ES SIN CONDICIONES. EL SOLO QUIERE QUE TU TE DEJES AMAR. POR SER DIOS TU PADRE EL CONOCE TU REALIDAD Y EL SABE LO MEJOR PARA TI, EL SABE QUE TE CONVIENE Y QUE NO.
DIOS TE AMA Y OFRECE UN MARAVILLOSO PLAN PARA TU VIDA.
"TANTO AMO DIOS AL MUNDO QUE ENVIO A SU UNICO HIJO PARA SALVARLO" (juan 3:16)
DIOS ES NUESTRO PADRE EN JESUCRISTO, NOS AMA COMO PADRE EN EL Y HACE LLEGAR A NOSOTROS EL MISMO AMOR QUE LE TIENE A EL (SU HIJO)